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Aprendiendo a ver la realidad a través de los ojos del artista

El pasado viernes 12 de abril, en Markniac celebramos un afterwork muy especial por varias razones. Primero, por la talla del artista que nos visitaba para contarnos sus experiencias vitales. Segundo, porque lo celebramos en nuestra nueva casa, esa en la que las ideas encuentran un abrigo creativo. Y, tercero, por estrenar la nueva temporada de estos encuentros distendidos que tanto disfrutamos entre experiencias, charlas y buenas viandas.

Este afterwork, que ya suma el décimo, giró en torno al gran pintor y fotógrafo Luis Pérez, conocido artista vallisoletano que ha hecho del hiperrealismo de sus obras un reflejo de su realidad, de sus viajes y de su mirada única, ya sea a través del pincel o del objetivo de su cámara de fotos. Y es que, como él nos contó, la cámara fotográfica es su gran compañera en los muchos viajes y vivencias personales y profesionales que ya guarda en su mochila a pesar de su juventud.

Como si de un círculo vital se tratara, nos distribuimos en una conferencia imperfecta, con ese brillo en los ojos del que quiere aprender y empaparse de los mejores. Con algunas de sus obras como telón de fondo, en el ambiente de la nueva oficina de Markniac se sentía el interés por conocer todo acerca del proceso creativo de un artista de la talla de Luis Pérez. Su etapa en Londres, sus exposiciones a lo largo y ancho del mundo -Sudáfrica, Nueva York, Japón, Suiza…- y la vuelta a sus raíces vallisoletanas nos dejaron a las claras su afán competitivo y perfeccionista. Un espíritu que siempre encuentra un resquicio para seguir mejorando su trabajo, porque la visión única del artista bebe de la búsqueda de esa “vuelta de tuerca” que le hace único, como el propio Pérez afirmó.

«Los encargos que hago son porque quiero, y todo lo que pinto lo hago como si fuera para.»

Fiel a uno mismo

Para el artista vallisoletano es esencial llevar una metodología clara de trabajo, cumplir sus propios plazos y ser constante y obstinado cuando en su paleta tiene un futuro proyecto al que dar vida. Una mezcla perfecta de talento y dedicación para que en sus cuadros vea reflejado su propio ser.

La máxima de no traicionarse a sí mismo fue otra de las grandes lecciones que dejó Luis Pérez en este nuevo afterwork. Porque de un artista que no logra mantener sus principios solo quedan trazos inconexos que no traspasan lo meramente estético. Así, belleza y valores han de ir de la mano para que el resultado sea el deseado. “Los encargos que hago son porque quiero, y todo lo que pinto lo hago como si fuera para mi”, una declaración de intenciones en toda regla que hablan de todo lo que pone Luis Pérez en sus obras pictóricas.

Talento, trabajo y mantener la esencia de lo que nos hace ser únicos son tres factores que también definen el trabajo que hacemos en Markniac, los cuales se ven reforzados con un afterwork como el que disfrutamos con Luis Pérez. Momentos especiales que no solo nos abren la mente hacia nuevas rutas inexploradas, sino que también nos hacen creer en lo que hacemos y sentimos.

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